"...pienso que hay algo de Orko en él."
Ghazghkull Thraka
Sebastian Yarrick, héroe liberador que salvó el mundo de Armageddon del depredador kaudillo de la guerra orko Ghazghkull Mag Uruk Thraka; y no en una, sino en dos ocasiones. Fue durante la Segunda Guerra por Armageddon cuando Yarrick se ganó su fama.
Era ya un militar veterano cuando dio comienzo el asedio a la Colmena Hades. Contaba con una larga y distinguida carrera en las Fuerzas de Defensa Planetaria y había sido propuesto para el retiro durante la Festividad de la Ascensión del Emperador. Yarrick tenía una merecida reputación de militar leal al Imperio y de líder inspirador para sus tropas. Durante su juventud aprendió el lenguaje de los Orkos de un incursor orko capturado que le ayudó a convertirse en un experto de la mentalidad orka. Otro líder hubiese prestado atención a las advertencias de Yarrick, pero Herman von Strab hizo caso omiso y se enfureció con el veterano comisario por atreverse a contradecir sus opiniones sobre los planes orkos. Von Strab no podía asesinar a Yarrick, pues sabía que una investigación revelaría su crimen cuando llegasen los representantes del Emperador. Para deshacerse de Yarrick, von Strab lo envió a la Colmena Hades. Esta fue una de las pocas decisiones sabias que tomó durante la campaña de Armageddon, pues Yarrik dirigió una magistral defensa de la asediada colmena, con la que inspiró a los maltrechos defensores a realizar prodigiosos actos de sacrificio. Su defensa detuvo la invasión orka y resultó
una gloriosa, aunque costosa, victoria del Imperio.
El Señor de la Guerra Orko Ghazghkull Thraka invadió el planeta Armageddon, y se inició el asedio a la Ciudad Colmena de Hades. La carrera de Yarrick en la Guardia Imperial había sido larga y distinguida: había participado en batallas en una docena de teatros de guerra luchando junto a las tropas de regimientos de Necromunda, Luther McIntyre y Armageddon. Su último destino había sido dirigir el programa de reclutamiento del Departamento Munitorum en el planeta Armageddon, donde el 4º Regimiento estaba reorganizándose. Debido a que Armageddon era un planeta de gran tamaño y con una población muy numerosa que proporcionaba un suministro de reclutas substancial, el 4º Regimiento era una unidad muy numerosa: casi un ejército entero por derecho propio.
En su juventud, Yarrick había aprendido el lenguaje de los Orkos en el transcurso de la campaña en V'run. Posteriormente había estudiado a fondo a las razas pieles verdes y se consideraba un experto en la forma de pensar de los Orkos. Durante la batalla de Armageddon estos conocimientos fueron de un valor incalculable, aunque sin duda podrían haberse aprovechado mucho más si no hubiese sido por la arrogancia y tozudez de Herman Von Straab, el Gobernador Imperial de Armageddon. En lugar de escuchar los consejos del viejo comisario, Von Straab le confinó a Hades, una gigantesca Ciudad Colmena alejada de la capital del Gobierno planetario. Como después pudo comprobarse, ésta fue una de las pocas decisiones inteligentes que tomó Von Straab durante toda la campaña.
La veloz ofensiva Orka parecía imposible de contener. Los ejércitos de Von Straab eran numerosos y estaban bien equipados, pero no pudieron impedir el salvaje ataque de los Orkos. El avance de la marea verde sólo pudo contenerse cuando alcanzó la Ciudad Colmena de Hades, cuya cuidadosa defensa había sido diseñada rápidamente por el Comisario Yarrick. Incluso así, el demoledor ataque inicial Orko, dirigido por el Caudillo Ugulhard del Clan Mordisco de Víbora, habría aniquilado por completo a los defensores humanos si no hubiese sido por la presencia del propio Yarrick.
El Señor de la Guerra Orko avistó al Comisario en el campo de batalla y avanzó con sus tropas directamente hacia donde estaba Yarrick. Con un poderoso rugido, el Kaudillo Orko se lanzó contra el Comisario. El Orko golpeó a Yarrick con su mortífera Garra de Combate y le cortó el brazo derecho a la altura del codo. Sin embargo, el rugido del triunfo de Ugulhard terminó cuando Yarrick -ignorando un dolor tan intenso que habría hecho caer de inmediato a un hombre normal- contraatacó golpeando con su Espada Sierra en un golpe de barrido que separó limpiamente la huesuda cabeza de Ugulhard de sus hombros. El cuerpo del Orko se desplomó al suelo; la cabeza siguió gruñendo y maldiciendo unos instantes, hasta que el extraordinario metabolismo de la criatura admitió que debería estar muerta.
Yarrick se inclinó tranquilamente y arrancó la Garra de Combate del cadáver aún pataleante del Orko. Tras ello la sostuvo en alto para que los guerreros pieles verdes pudieran ver que su comandante había sido derrotado. Por un momento el campo de batalla se quedó en silencio , mientras hombres y Orkos contemplaban impresionados al malherido Comisario que sostenía una Garra ensangrentada. Entonces, entre gritos de victoria, las tropas Imperiales cargaron contra los horrorizados Orkos, a los que hicieron retroceder en un furioso ataque lleno de renovado vigor. Yarrick se permitió caer inconsciente sólo cuando estuvo seguro de que Hades había rechazado a los Orkos.
La historia de aquel incidente se extendió como la pólvora entre los Orkos. Estos empezaron a decir que era imposible matar a Yarrick, y que su simple mirada significaba la muerte hasta para el más feroz de los Orkos. Allí donde Yarrick luchaba los Orkos huían presos del terror, si es que puede decirse que los piles verdes sienten algo parecido al miedo en sus inhumanas cabezas. Yarrick, buen conocedor de la psicología Orka, aprovechó este miedo irracional al máximo. Conservó la Garra de Combate de Ugulhard, e hizo que fuera adaptada como una prótesis para reemplazar el miembro que el Orko le había cortado. Cuando posteriormente Yarrick perdió el ojo izquierdo por causa de un rayo láser perdido, hizo que se le implantara un ojo biónico que disparar un corto rayo láser en combate. Esto aterrorizó aún más a los Orkos, que empezaron a decir que Yarrick echaba "mal de ojo" y podía matar con la mirada.
Los defensores de la Ciudad Colmena Hades resistieron durante seis meses después del combate en que Yarrick perdió su brazo. Los relatos de los sobrevivientes de lo sucedido durante el asedio son confusos y contradictorios: las acciones necesarias para contener a los Orkos que intentaban infiltrarse en la Ciudad Colmena estuvieron repletas de actos de heroísmo y brutalidad terribles. Sin embargo, todas coinciden en que fue Yarrick el que mantuvo firmes a los defensores, el que los rescató del desastre en innumerables ocasiones y el que a través de su fe inquebrantable en la victoria final dio fuerzas a los demás para resistir. El tiempo ganado por Yarrick supuso la diferencia entre la victoria y la derrota. Cuando por fin llegaron las fuerzas de rescate de la Guardia Imperial y los Marines Espaciales, los atacantes Orkos habían sido diezmados por la decidida resistencia humana. En el momento en que Yarrick y los defensores sobrevivientes se disponían a vender caras sus vidas convencidos de que había llegado el final, los ejércitos Orkos ya se habían desmoronado.
Yarrick fue uno de los pocos supervivientes de la lucha en Hades. Su destrozado cuerpo fue encontrado por los grupos de rescate entre las ruinas, con docenas de Orkos muertos amontonados a su alrededor. Yarrick necesitó meses para recuperarse de sus heridas, tras lo cual descubrió que los Orkos habían sido derrotados y que un nuevo Gobernador planetario había sustituido al desquiciado e incompetente Von Straab. El viejo Comisario se resignó a retirarse y a ser destinado a una posición de adiestramiento en el planeta Armageddon, cuyos ejércitos estaban reorganizándose. Sin embargo, la noticia de que el feroz Señor de la Guerra Orko Ghazghkull Thraka seguía aún con vida fue más de los que Yarrick podía soportar. Tras disfrutar de unos pocos meses de paz, Yarrick sujetó una vez más a su brazo la Garra de Combate Orka y se presentó voluntario de nuevo para el servicio en primera línea, jurando que no descansaría hasta que Ghazghkull no fuera destruido definitivamente.
En su juventud, Yarrick había aprendido el lenguaje de los Orkos en el transcurso de la campaña en V'run. Posteriormente había estudiado a fondo a las razas pieles verdes y se consideraba un experto en la forma de pensar de los Orkos. Durante la batalla de Armageddon estos conocimientos fueron de un valor incalculable, aunque sin duda podrían haberse aprovechado mucho más si no hubiese sido por la arrogancia y tozudez de Herman Von Straab, el Gobernador Imperial de Armageddon. En lugar de escuchar los consejos del viejo comisario, Von Straab le confinó a Hades, una gigantesca Ciudad Colmena alejada de la capital del Gobierno planetario. Como después pudo comprobarse, ésta fue una de las pocas decisiones inteligentes que tomó Von Straab durante toda la campaña.
La veloz ofensiva Orka parecía imposible de contener. Los ejércitos de Von Straab eran numerosos y estaban bien equipados, pero no pudieron impedir el salvaje ataque de los Orkos. El avance de la marea verde sólo pudo contenerse cuando alcanzó la Ciudad Colmena de Hades, cuya cuidadosa defensa había sido diseñada rápidamente por el Comisario Yarrick. Incluso así, el demoledor ataque inicial Orko, dirigido por el Caudillo Ugulhard del Clan Mordisco de Víbora, habría aniquilado por completo a los defensores humanos si no hubiese sido por la presencia del propio Yarrick.
El Señor de la Guerra Orko avistó al Comisario en el campo de batalla y avanzó con sus tropas directamente hacia donde estaba Yarrick. Con un poderoso rugido, el Kaudillo Orko se lanzó contra el Comisario. El Orko golpeó a Yarrick con su mortífera Garra de Combate y le cortó el brazo derecho a la altura del codo. Sin embargo, el rugido del triunfo de Ugulhard terminó cuando Yarrick -ignorando un dolor tan intenso que habría hecho caer de inmediato a un hombre normal- contraatacó golpeando con su Espada Sierra en un golpe de barrido que separó limpiamente la huesuda cabeza de Ugulhard de sus hombros. El cuerpo del Orko se desplomó al suelo; la cabeza siguió gruñendo y maldiciendo unos instantes, hasta que el extraordinario metabolismo de la criatura admitió que debería estar muerta.
Yarrick se inclinó tranquilamente y arrancó la Garra de Combate del cadáver aún pataleante del Orko. Tras ello la sostuvo en alto para que los guerreros pieles verdes pudieran ver que su comandante había sido derrotado. Por un momento el campo de batalla se quedó en silencio , mientras hombres y Orkos contemplaban impresionados al malherido Comisario que sostenía una Garra ensangrentada. Entonces, entre gritos de victoria, las tropas Imperiales cargaron contra los horrorizados Orkos, a los que hicieron retroceder en un furioso ataque lleno de renovado vigor. Yarrick se permitió caer inconsciente sólo cuando estuvo seguro de que Hades había rechazado a los Orkos.
La historia de aquel incidente se extendió como la pólvora entre los Orkos. Estos empezaron a decir que era imposible matar a Yarrick, y que su simple mirada significaba la muerte hasta para el más feroz de los Orkos. Allí donde Yarrick luchaba los Orkos huían presos del terror, si es que puede decirse que los piles verdes sienten algo parecido al miedo en sus inhumanas cabezas. Yarrick, buen conocedor de la psicología Orka, aprovechó este miedo irracional al máximo. Conservó la Garra de Combate de Ugulhard, e hizo que fuera adaptada como una prótesis para reemplazar el miembro que el Orko le había cortado. Cuando posteriormente Yarrick perdió el ojo izquierdo por causa de un rayo láser perdido, hizo que se le implantara un ojo biónico que disparar un corto rayo láser en combate. Esto aterrorizó aún más a los Orkos, que empezaron a decir que Yarrick echaba "mal de ojo" y podía matar con la mirada.
Los defensores de la Ciudad Colmena Hades resistieron durante seis meses después del combate en que Yarrick perdió su brazo. Los relatos de los sobrevivientes de lo sucedido durante el asedio son confusos y contradictorios: las acciones necesarias para contener a los Orkos que intentaban infiltrarse en la Ciudad Colmena estuvieron repletas de actos de heroísmo y brutalidad terribles. Sin embargo, todas coinciden en que fue Yarrick el que mantuvo firmes a los defensores, el que los rescató del desastre en innumerables ocasiones y el que a través de su fe inquebrantable en la victoria final dio fuerzas a los demás para resistir. El tiempo ganado por Yarrick supuso la diferencia entre la victoria y la derrota. Cuando por fin llegaron las fuerzas de rescate de la Guardia Imperial y los Marines Espaciales, los atacantes Orkos habían sido diezmados por la decidida resistencia humana. En el momento en que Yarrick y los defensores sobrevivientes se disponían a vender caras sus vidas convencidos de que había llegado el final, los ejércitos Orkos ya se habían desmoronado.
Yarrick fue uno de los pocos supervivientes de la lucha en Hades. Su destrozado cuerpo fue encontrado por los grupos de rescate entre las ruinas, con docenas de Orkos muertos amontonados a su alrededor. Yarrick necesitó meses para recuperarse de sus heridas, tras lo cual descubrió que los Orkos habían sido derrotados y que un nuevo Gobernador planetario había sustituido al desquiciado e incompetente Von Straab. El viejo Comisario se resignó a retirarse y a ser destinado a una posición de adiestramiento en el planeta Armageddon, cuyos ejércitos estaban reorganizándose. Sin embargo, la noticia de que el feroz Señor de la Guerra Orko Ghazghkull Thraka seguía aún con vida fue más de los que Yarrick podía soportar. Tras disfrutar de unos pocos meses de paz, Yarrick sujetó una vez más a su brazo la Garra de Combate Orka y se presentó voluntario de nuevo para el servicio en primera línea, jurando que no descansaría hasta que Ghazghkull no fuera destruido definitivamente.
Al final de la Segunda Guerra, existía el pensamiento general de que Yarrick se había ganado un retiro pacífico. Pero el comisario sabía que Ghazghkull aún vivía y esto le atormentaba, por lo que decidió dedicar su vida a la caza de la "Bestia de Armageddon".
Cincuenta años después, Ghazghkull volvió a Armageddon e inició la Tercera Guerra. Yarrick volvió al planeta para oponerse una vez más al kaudillo orko, pero esta vez se hizo cargo de todas las fuerzas armadas del planeta. Fueron millones los que perdieron la vida durante la Tercera Guerra por Armageddon y el conflicto pronto degeneró en una guerra de deserciones en la que ninguno de los dos bandos era capaz de obtener una ventaja clara. Aunque Ghazghkull Mag Uruk Thraka fue expulsado de Armageddon, Yarrick juró no descansar hasta que se hubiese pagado por toda la muerte y destrucción que este había sembrado en los mundos del Imperio.
Su uso en los tableros se ve afectado por su elevado coste en puntos, son 185 puntos, con puño de combate lo unico importante que tiene es que a 30cm de el hace testarudos a las unidadesy en el asalto repite él y toda su unidad para impactar, tiene no hay dolor, guerrero eterno y si le quitan la ultima herida con un +3 se vuelve a levantar. Tiene un ataque extra por el ojo maldito y el campo de fuerza hace que cualquier herida que se le asigne a Yarrick se le vuelva a tirar.
No se usa porque 2 comisarios son más baratos y hacen praticamente lo mismo y si son comisarios de los pelotones no cuenta como personaje independiente. Sin embargo los comisarios menores no pueden usar puño de combate mientras que los comisarios mayores si. Hacen de Yarrick una opción poco recomendable dentro de las listas competitivas.
Muy buen trasfondo, entretenidas reglas, y va ganando el concurso de diseño del blog Armageddon 40000. Gran personaje
ResponderEliminarSin duda es un personaje con mucha personalidad que haciendo partidas fuera del contexto de los torneos puede provocar enfrentamientos épicos.
ResponderEliminarSer de la GI y no tener a Yarrick entre las minis de tu ejercito es un pecado.
Puede que sea mi personaje favorito de la Guardia (hablando trasfóndisticamente), lástima que las reglas no lo acompañen. Si su coste en puntos fuese más reducido sería un Cuartel General fantástico.
ResponderEliminarAdemás fue Yarrick y sus épicas batallas contra Ghazghkull las que me lanzó a alistarme en la legión de acero (y sus miniaturas con máscaras de gas)
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