24 noviembre 2013

Aclarando la Inquisición



Agradezco vuestra atención a mi anterior artículo. Y agradezco aun más los numerosos comentarios suscitados en otros blogs (sorprendido, de veras).


Hay gente que casi se rasga las vestiduras por mis comentarios de que el Códex de Inquisición no aporta nada nuevo. Y no caen en la cuenta de que me refiero a Apocalipsis. Es más, solo puedo hablar de este sistema de juego porque desde que salió, hace ya unos cuantos añitos, el que suscribe estas líneas NO ha vuelto a jugar al convencional Warhammer 40000. El porqué no está en los ejércitos ni en los cacharritos de Forgeworld, sino en el propio sistema de juego y el modo en que se armonizan ejércitos y bandos, especialmente eso último: los bandos. Si alguien tiene dudas es porque no ha leído aun el primero de mis artículos ni los que le han seguido. Lástima (pero aun está a tiempo de leerlos).

También he de decir que cuando expreso mis opiniones aquí, lo hago con un doble propósito: no descalificar a nadie (ni siquiera a esos eldar perros traidores, hijos de quien sabe qué), y menos aún sentar doctrina. Yo no hablo "ex catedra", y todas mis opiniones pueden ser rebatidas y discutidas, pero eso sí, de ningún modo pueden ser negadas. No es jactancia, pero lo que digo se basa en algo simple: experiencia en las megabatallas de Apocalipsis, a razón de una cada tres meses desde que salió su Reglamento, con una duración media de 12 horas por batalla, y aun muchísimas horas más de quedadas con los amigos para concretar táctica y estrategia. Y no solo es mi experiencia, sino también la del grupo de jugadores que solemos quedar, a veces unos y a veces otros, pero que venimos a ser como una docena.

Así pues, mis opiniones no acaban de ser mías, sino de Fuenteovejuna, de todos un poco, porque después de cada batalla siempre hemos tenido una tertulia para comentar lo bueno y lo malo de nuestras unidades y de nuestra estrategia. Es así como hemos ido perfilando listas y separando el grano de la paja y “matando” a miles de buenos soldados. Y esa es la palabra: “miles”.

Lo cierto es que ahora toooodo el mundo se chupa los dedos con el Códex de Inquisición, asegurando que es buenísimo de la muerte porque permite reclutar tropa bien armada y barata, todos puntuando, y puede usar algunas de sus ventajas: neutralizar los infiltradores enemigos, y añadir la regla Exploradores incluso a un land raider. Y el nombre que suena incesantemente es el de mi colega Torquemada Coteaz, como si no hubiera otro Inquisidor en la tierra.


Coteaz no funciona igual de bien en Apocalipsis. Las reglas individuales de este tipo de personajes que afectan a todo el tablero o a todo un bando, directamente se desestiman. Otro tipo de reglas en los códex referidas a “todo el ejército” o “todo el tablero” ya fueron incluso contestadas por GW-Apocalipsis diciendo que se constreñía a un área de 120cm, y no a todo el tablero. Lógico y normal. De ninguna manera un personaje le va a robar la iniciativa a otro, porque sus tropas no van a lanzarse a la batalla al grito de “adelante” señalando con el dedo. En un campo de Apocalipsis, de 1’70 x 5 metros de largo, el 80 por ciento del ejército no ve a su líder, y eso cuando no están en la quinta leche. Además, en Apocalipsis puntúa hasta el tato, incluso los vehículos, por lo que da lo mismo que lo mismo da si Coteaz convierte al séquito en línea o los convierte al budismo. Tampoco hay slots, ni límites en la composición de los ejércitos. Su regla de "Te estaba Esperando” no está mal en un tablero convencional, pero en Apocalipsis viene a ser un poco escaso, está bien pero no es para tirar cohetes. Hay opciones mejores. De veras que las hay.

Los servocráneos no están mal, cierto, pero no los hemos usado nunca precisamente por innecesarios. En realidad, en las muchas batallas que he librado los infiltradores han sido pocos, muy pocos, y su colocación no ha sido decisiva, precisamente porque en un tablero de Apocalipsis da igual si pones 20 cráneos. Queda mucho tablero aun, y en realidad esa tarea la cumple mejor todavía la carne de cañón: la guardia imperial.

En cuanto al servoterror, tiene unas armas algo tasaditas. Lo siento, pero es verdad. Un servoterror es criatura monstruosa, lo que significa que cualquier arma D que se lo calce lo elimina directamente. Cuesta 130 puntos “a pelo”, y si le equipo con un cañón psi pesado y un gatling la cosa se me sube a los 205 puntos (habida cuenta de que el alcance de sus armas es de 60 cochinos centímetros). Son demasiados puntos demasiado vulnerables demasiado estáticos. Si lo equipo con un teleportador la cosa cambia, pero entonces la broma se sube a los 280 puntos. Por ese coste en puntos me pillo un land raider bien equipado, que es letal abatiendo tropa o vehículos, y aguanta mejor que nadie los cañonazos. Por otro lado, un dread normalito (que también tiene HP4) equipado con un cañón de asalto, munición psíquica (+1F) y un lanzamisiles es casi igual de práctico para abatir tropa o reventar vehículos, pero cuesta solo 135 puntos, y además lo puedo transportar en cañoneras, o cápsulas de desembarco, dejándolos caer donde me dé la realísima gana. Eso sí que es optimizar el coste de una mini. Y lo que es mejor, que al ser un vehículo –y no un personaje o una criatura monstruosa- tiene más opciones de sobrevivir al impacto de un arma D.


Yo rara vez llevo séquito. La razón es muy sencilla: mi ejército no está diseñado para cumplir con varias funciones. El séquito con bolter está de más cuando en mi trasero tengo a un centenar de guardias imperiales con sus modestos rifles láser… pero que con sus comunicadores pueden recibir órdenes que dan miedo. Y donde estén 20 guardias imperiales haciendo “primera línea fuego, segunda línea fuego” o “derribadlo”, que se quiten 20 acólitos con bolter.

En Apocalipsis no ganan los ejércitos heterogéneos. Esa es mi experiencia. Ganan los ejércitos compactos. La victoria es casi siempre para el bando con los jugadores mejor coordinados, haciendo que cada uno de sus ejércitos cumpla con su tarea. Por eso, jamás he visto unidades de devastadores o de armas pesadas entre los Ángeles Sangrientos (eso queda para la guardia imperial), y es muy corriente que a medida que los caballeros grises o los ángeles sangrientos rompen la línea del enemigo, tengamos que berrearle a Jorge (su ejército de 20.000 puntos de guardia imperial quita el hipo) “¡tío, cárgate a ese tanque, que me está friendo el culo!” o “¡quítame de delante esa unidad de arrasadores!”. Y Jorge, la mar de cumplidor, apunta hacia allí su docena de basilisk, o sus 8 vendettas, y vaya si cumple con su tarea. Por supuesto que todos esos trastos están fuertemente defendidos no tanto por la propia guardia imperial, sino por varios destacamentos de marines, para asegurarse de que una herramienta tan eficaz para el avance de nuestras tropas va a seguir resultando efectiva hasta el final de la batalla. Esta situación es ciertamente realista si lo extrapolamos a una batalla auténtica.

Pensad igualmente que las distancias en Apocalipsis son grandes, muy grandes; un error de despliegue o la falta de cálculo a la hora de situar una unidad puede significar que ni va a entrar en combate ni va a gastar un solo cartucho en toda la partida (puntos de ejército desperdiciados). Y esa también es otra: o se optimizan los puntos o el enemigo te aplasta, y en Apocalipsis sucede que hay muchos enemigos y suelen estar por todas partes. Eso también significa que, con tanta miniatura, es raro jugar más de cuatro turnos, así que olvídate de planes y movimientos a partir del tercer turno. Es más, lo normal es que al tercer turno la batalla ya esté sentenciada, aunque no sería la primera vez que hemos ganado “in extremis”, en el último movimiento del último turno.

Por lo demás, como dije antes, el nuevo códex de la Inquisición se me hizo novedoso al principio de su lectura, pero acabó resultándome incongruente, inconexo, y pretencioso. Habla de muchos inquisidores pero solo proporciona el perfil de dos (?), me habla de los muchos Ordos que tiene asociados pero no entra en ninguno de ellos. Los asesinos imperiales siguen siendo patéticos, y parece que la Inquisición, la Sagrada Inquisición, se ha reducido a la culodurada de meter a Coteaz con una veintena de desharrapados (eso sí, con bolter) y un chimera con bólteres pesados, todos ellos como aliados desesperados de los eldar o los necrones. Creo que hasta los sacan ya como aliados de los “clics de famovil”.

Pues vale, muy bien, me alegro.

Pero yo no participo de esas cosas. No es el juego al que juego, ni es la filosofía que he sugerido en mis dieciséis artículos anteriores. No es mejor que otras, pero tan respetable como las demás.

Khoubal Narkas



Pensamiento del Día: "Para un traidor, cualquier juicio está de más."

4 comentarios:

  1. Cuando la verdad es tan redundante, no hace falta mas que sabias palabras bien dirigidas para acallar al mas gallardo. Soy nuevo en esto, a pesar de que hace ya casi 6 años que empece en esto del W40k, no me lo he tomado en serio asta ahora, y por supuesto unicamente en el clasico, pero creo que es hora de ampliar horizontes con el Apocalipsis. Buen trabajo y sigue asi que somos muchos los que te leemos.

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  2. me encantan estos articulos, larga vida a Malal

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